Evangelio (Mc 12, 12-16; 22-26)
Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre
El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
–«¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».
Él envió a dos discípulos diciéndoles:
–«Id a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa adonde entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?”.
Os enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí».
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la Pascua.
Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
–«Tomad, esto es mi cuerpo».
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron.
Y les dijo:
–«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».
Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos.
Comentario
Jesús, antes de su ascensión al cielo nos prometió que no nos dejaría solos. Y lo ha cumplido quedándose en las humildes especies del pan y del vino. Nosotros le adoramos en la custodia.
—Jesús se dirige a sus discípulos y les muestra como le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Todo este poder, es todo su amor. Ahora, al mirar a Jesús, le puedo dar gracias por todo el amor que me ha manifestado.
—Jesús envía a sus discípulos: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Esta misión supone invitar a los hombres, por el bautismo, a participar de todo el amor que existe en el seno de la Santísima Trinidad. ¿vivo mi bautismo como la expresión más grande del amor de Dios? ¿Vivo mi vida como la comunión de amor con la Santísima Trinidad?
—Y Jesús también añade: «enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado». Jesús nos ha mandado amarnos con el mismo amor que habita en Dios. Las tres divinas personas se entienden a sí mismas sólo en su relación con las otras dos. Así ha de ser entre nosotros. Cada uno existe en relación y en el servicio de los demás ¿Experimento el amor con las personas que son distintas a mí? ¿Vivo el amor, en forma de servicio, en relación siempre a los demás?
—Y Jesús finaliza con una promesa que hace realidad: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». Jesús me garantiza su presencia y su compañía. No nos deja solos. ¿Vivo con la confianza de la presencia cercana, entrañable y transformante de Jesús?
Secuencia
He aquí el pan de los ángeles,
hecho viático nuestro;
verdadero pan de los hijos,
no lo echemos a los perros.
Figuras lo representaron:
Isaac fue sacrificado;
el cordero pascual, inmolado;
el maná nutrió a nuestros padres.
Buen Pastor, pan verdadero,
¡oh Jesús!, ten piedad.
Apaciéntanos y protégenos;
haz que veamos lo bienes
en la tierra de los vivientes.
Tú, que todo lo sabes y puedes,
que nos apacientas aquí siendo aún mortales,
haznos allí tus comensales,
coherederos y compañeros
de los santos ciudadanos.
Peticiones
—Por la Parroquia: Para que en nuestra parroquia crezca el deseo de adorar a Jesús en la Eucaristía
—Por la Iglesia: Por los voluntarios de Cáritas. Para que Dios recompense su generosidad, y los pobres sean atendidos en sus necesidades.
—Por el Mundo: Por los políticos y los que tienen responsabilidad en el gobierno de las naciones. Para que siempre busquen la unidad, la justicia y el bien de todos los ciudadanos.
Oración final
Oh, Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención..