Evangelio (Jn 19, 25-27)
Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre:
-«Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo:
-«Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Comentario
Este domingo celebramos en nuestra Diócesis de Madrid, a nuestra Señora, la Virgen de la Almudena. Ella es la que, olvidándose de sí misma, se dejó llenar totalmente de Dios y nos lo ofreció como nuestro salvador. Por eso, la consideramos nuestra madre.
—En la escucha de la Palabra de Dios, puedo imaginarme que estoy al pie de la cruz, como la Virgen María. ¿Cuáles serían sus sentimientos? ¿Qué es lo que le diría la Virgen María a su hijo Jesús? ¡Cómo pediría por todos los hombres que le han llevado a este suplicio! ¡Cómo haría suyos los dolores de su hijo! Ahora tengo la oportunidad de hacer míos los sentimientos y palabras de la Virgen María
—María está acompañada por otras mujeres y por el discípulo que Jesús tanto quería. Ellos acompañan a Jesús en su momento de dolor; pero entre ellos también se ayudan a estar junto al Señor. Era esa primera comunidad del Calvario. Con el testimonio de estos primeros discípulos del crucificado, me puedo preguntar ¿Estoy dispuesto a tomar siempre la cruz en mi vida? ¿Quiero seguir a Cristo crucificado? Y ¿Estoy dispuesto a pedir la ayuda que necesito —en la Iglesia— para seguir al Señor donde él me pida?
—Jesús le regala a su discípulo amado (en el que estamos representados toda la Iglesia, sus amados) lo más querido para Él, que es su madre. Ella es la que le ha enseñado a crecer humanamente y a relacionarse con Dios según la mentalidad de su tiempo. Jesús, también me ha regalado a su madre para que me proteja y me ayude a crecer cristianamente. ¿Me siento querido y protegido por la Virgen María? ¿Vivo mi vida cristiana con la alegría del niño que siempre se siente mirado con ternura por su madre?
—Y después Jesús dijo al discípulo: «”Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora la recibió en su casa». Jesús ha querido que María esté siempre presente en la vida de la Iglesia. “Acoger en la casa”, expresa bellamente la acogida que se produce en el corazón de cada persona. Ahora me puedo preguntar ¿Qué lugar ocupa la Virgen María en mi vida?
—La Virgen María se presenta ante la Iglesia como nuestra madre y como nuestra intercesora. Pero también es modelo de nuestra respuesta a Dios. Ella es la que se coloca como la esclava del Señor. Ahora delante del Señor, le puedo decir: «Aquí está el que quiere ser esclavo ó esclava del Señor. Quiero tomar la cruz y hacer míos los dolores de los demás. No quiero compadecerme de mí mismo. Esto es lo que quiero en mi vida; pero no soy capaz. Jesús, si quieres puedes ayudarme. Te adoro para que la fuerza de tu amor me transforme y me haga semejante a ti y a tu madre, la Virgen María»
Oración: Acordaos (San Bernardo)
Acuérdate, ¡Oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección e implorado tu asistencia haya sido abandonado. Animado con esta confianza, acudo a ti, madre, Virgen de las vírgenes. Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia. No desatiendas Madre de Dios, mis súplicas, antes bien, escúchalas y atiéndelas favorablemente. Amén.
Peticiones.
—Por la Parroquia: Por el grupo de oración, para que sea fiel a su misión de orar.
—Por la Iglesia: Por nuestro nuevo arzobispo D. José y por nuestra diócesis de Madrid. Para que muestre la presencia de Dios en nuestra sociedad madrileña.
—Por el Mundo: Por los profesores y educadores. Para que realicen su misión con verdadera vocación de hacer crecer humana y espiritualmente a sus alumnos
Oración
Señor, Dios nuestro, que has concedido a tu pueblo la protección maternal de la siempre Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida

