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En la misa del domingo a las 11 suceden muchas cosas maravillosas. La primera y la más importante es que Jesús nos regala su Cuerpo y su Sangre como alimentos de vida eterna.

Y otra de las cosas bonitas que viene sucediendo es la costumbre de acercar a los niños a la Virgen al final de la misa para cantarle algo a nuestra madre del cielo.

En este sencillo gesto se expresa el amor hacia María que no hace otra cosa en su vida más que llevarnos a su hijo, a Jesús.

A ella le pedimos que guarde cerca de sí a todos los niños para que puedan estar también cerca de Jesús.

Un abrazo,

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