«Los fieles, cuando veneran a Cristo presente en el Sacramento, recuerdan que esta presencia proviene del sacrificio y se ordena al mismo tiempo a la comunión sacramental y espiritual. Permaneciendo ante Cristo, el Señor, disfrutan de su trato íntimo, le abren su corazón por sí mismos y por todos los suyos y ruegan por la paz y la salvación del mundo. Ofreciendo con Cristo toda su vida al Padre en el Espíritu Santo sacan de este trato admirable un aumento de su fe, su esperanza y su caridad (Ritual de la Sagrada comunión y del culto a la Eucaristía fuera de la Misa. Nº 80)»

Todas las actividades pastorales, evangelizadores y caritativas de nuestra parroquia han de brotar del corazón sediento de Cristo, que quiere ofrecer la salvación a todos los hombres. Todos los miembros activos de nuestra parroquia hemos de tener la necesidad de estar muy cercar del Señor para que nuestra vida dé fruto, como el sarmiento unido a la vid (Cf. Jn 15,4), y así seamos prolongación de este amor desbordante de Cristo.

Y como expresión de la unión con el Señor ha surgido desde hace años la necesidad de la adoración Eucarística permanente. Todos los jueves del año está el Santísimo Sacramento expuesto en nuestro templo parroquial, para ser adorado por nosotros. En dicha adoración contemplamos «El sol que nace de lo alto» (Lc 1, 78). Contemplamos la belleza de quien por amor ha querido quedarse con nosotros y ser nuestro consuelo, nuestra alegría, nuestro mejor amigo.

En la Adoración eucarística nos unimos entrañablemente a Cristo, que no sólo se ha querido hacer alimento, sino que espera pacientemente en la Eucaristía para que vengamos a adorarle. Jesús no quiere estar sólo, y en cuando está en el Sagrario, y sobre todo expuesto solemnemente en la Custodia, esta dispuesto a transformar nuestro corazón, nuestra mente y nuestra voluntad, si nosotros nos ponemos cerca de Él. Aunque nosotros no sintamos nada, la adoración silenciosa, permanente y fiel de Jesús Eucaristía, tiene un beneficio enorme sobre cada uno de nosotros y, también en la Iglesia.

En nuestra parroquia se ha forjado un grupo de adoradores (abierto a quienes más quieran participar comprometidamente de esta espiritualidad) que viven como una necesidad el unirse a Cristo, para disfrutar de su amor y para ofrecerse con Él a Dios Padre, para mayor beneficio de las necesidades de la parroquia, de la Iglesia y del mundo. Y por eso se comprometen a estar una hora en silencio absoluto y en adoración.

Este grupo (algunas veces le llamamos coloquialmente “ejército de adoradores”), está organizado para que todas las horas Jesús esté siendo adorado y así pueda estar el templo abierto durante todo el día. Después de cada turno se hace la tradicional letanía de alabanza al Santísimo.

Aunque hay un grupo nutrido de adoradores, la sed de Cristo reclama que haya cada vez más almas que ofrezcan su tiempo y su corazón, para que dejarse «quemar» por su amor.

La Adoración Eucarística de todos los jueves del año (salvo en Julio y Agosto), se realiza desde las 9`30 horas (después de la misa de la mañana) hasta las 19´15 horas, terminando con el rezo de vísperas, la bendición solemne y la Santa Misa.