«La Alianza matrimonial del hombre y de la mujer, fundada y estructurada con leyes propias dadas por el Creador, está ordenada por su propia naturaleza a la comunión y al bien de los cónyuges, y a la procreación y educación de los hijos».
Jesucristo no sólo restablece el orden original del Matrimonio querido por Dios, sino que otorga la gracia para vivirlo en su nueva dignidad de sacramento, que es el signo del amor esponsal hacia la Iglesia: “Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo ama a la Iglesia” (Ef 5, 25) (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica nº 338 y 341)
El amor entre el hombre y la mujer lo ha puesto Dios en el corazón de estos. Este amor humano recibe la bendición de Dios cuando se celebra el sacramento del Matrimonio, cuando los novios no sólo se conforman con comprometer su amor con la otra persona, sino que quieren los dos dar gloria a Dios a través de su amor y caminar juntos hacia el cielo. Por eso, en la familia cristiana, inaugurada con el sacramento del matrimonio, se viven las virtudes cristianas, la oración en común, la participación en los sacramentos, y la entrega mutua a semejanza de la unión entre Cristo y la Iglesia, de cuya unión el matrimonio cristiano es un reflejo.
El sacramento del matrimonio une a los dos novios con un vínculo indisoluble que no se puede romper. Son dos personas distintas, pero que están estrechamente unidas por el amor. Los candidatos al matrimonio, después de la etapa prudente de casto conocimiento (como es el noviazgo) deciden libremente entregarse mutuamente para toda la vida y se abren generosamente al don de la vida para educar a los hijos que Dios les quiera dar por la senda del evangelio.
Por tanto, el sacramento del matrimonio está ordenado a la santidad de sus miembros, para que a través de su vida de comunión se ayuden a alcanzar el proyecto que Dios pensó para cada uno de ellos. Como el sacerdote o el religioso, el cristiano que quiere casarse por la Iglesia, su decisión tiene que entenderse como respuesta a la vocación cristiana, al haber descubierto que Dios le llama a la santidad por este camino concreto del matrimonio.
El sacramento del matrimonio es el camino normal para los novios cristianos. Llama la atención el ver jóvenes cristianos que deciden vivir juntos o casarse civilmente, porque manifiesta un verdadero contrasentido. Quien ha recibido el don de la fe, y profesa públicamente la fe cristiana, está invitado a vivir el don del amor bendecido por Dios por el sacramento del matrimonio. Y Dios se compromete con ellos, a acompañarlos en su camino como familia cristiana, sobre todo ayudándoles en los momentos de debilidad y de tentación normales que pueden surgir. Por eso, la bendición divina recibida en el sacramento, y la voluntad clara de vivir cristianamente, son una garantía para evitar la ruptura en la relación de la pareja.
Quienes deseen casarse por la Iglesia, y que pertenezcan o estén vinculados a nuestra Parroquia de la Purificación de Nuestra Señora, han de solicitarlo por lo menos con tres meses de antelación, para poder hacer los preparativos con tranquilidad. Dicha preparación consiste en primer lugar en una entrevista con el sacerdote y un curso de preparación para el matrimonio, que se puede realizar en nuestra parroquia o en otra parroquia de la Diócesis (que nos indique el sacerdote).
Junto con la preparación espiritual, que es la más importante, está la preparación del expediente matrimonial. La documentación para dicho expediente es la siguientes
- Partidas de Bautismo de los novios; y si son de fuera de la Diócesis de Madrid, legalizadas por al obispado de origen. Tienen una fecha de caducidad de 3 meses
- DNI de los novios.
- Partida de Nacimiento civil de los novios
- Fe de vida o estado o Fe de soltería
- Certificado del cursillo prematrimonial
- En caso de viudedad, acta de defunción del contrayente fallecido
Para la realización del expediente matrimonial es necesario el testimonio de dos testigos (uno por cada novio), mayores de edad, acreditados con su DNI
Después de la realización del Expediente Matrimonial, los novios prepararan la celebración litúrgica con el sacerdote. Resumen: Los fieles de nuestra parroquia que deseen contraer matrimonio en nuestra parroquia han de solicitarlo al menos con tres meses de antelación. El sacramento del matrimonio se celebra normalmente los sábados.